La seguridad del paciente tiene un rol central en los cuidados en enfermería. El objetivo debe estar puesto siempre en prevenir, o mitigar, los daños desencadenados por la atención de problemas de salud. Lamentablemente, un elevado porcentaje de pacientes que ingresan a centros sanitarios en la actualidad padecen eventos adversos.
Alrededor de un 10% de los pacientes que ingresan a hospitales sufre algún evento adverso, o daño. Durante el proceso asistencial, lamentablemente, padecen errores cuyo resultado puede ser la lesión, la incapacidad, o el fallecimiento. Además, dichos errores desencadenan una prolongación de la estancia hospitalaria y un incremento en el consumo de recursos sanitarios. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha tomado nota de ello y desde hace décadas trabaja por una mayor seguridad del paciente.
En el ámbito asistencial, la prevención de riesgos y daños en los pacientes se ha convertido en un imperativo social, científico, ético y legal para todos los trabajadores de salud. Pero las y los profesionales de la enfermería, por cuestiones inherentes a los cuidados que proveen, son quienes tienen aquí un rol crítico. La presencia, permanencia y contingencia de los servicios de enfermería expone a un mayor riesgo de error. Pero también la labor diaria coloca a dichos profesionales en una posición inmejorable para prevenir o mitigar daños y, de ese modo, contribuir a la seguridad del paciente.
La capacidad y la voluntad de cuidado profesional por parte del personal de enfermería, y su íntima relación con la seguridad del paciente, construyen competencias en enfermería. Así lo entiende Yolanda Abad Frías, graduada en enfermería e integrante del Hospital Universitario Miguel Servet (España). En un artículo -publicado recientemente en la Revista Sanitaria de Investigación– comenta que la seguridad del paciente resulta un tema transversal en la acción de cuidar. Además, los aspectos relacionados con la seguridad del paciente participan en la constitución teórica y práctica de la enfermería, en el diseño e implementación de programas de formación especializada y en la educación permanente en servicio.
Numerosas investigaciones han determinado que la mayoría de los errores en el ámbito asistencial son prevenibles. En sintonía, la instalación de las denominadas prácticas seguras, basadas en evidencias generalizables, han impactado de manera positiva en la seguridad del paciente, la labor de enfermería y la calidad asistencial.
Los factores que resultan determinantes y condicionantes en la aparición de eventos adversos son diversos. Incluyen cuestiones inherentes a la organización de los servicios sanitarios y su capacidad para brindar una atención adecuada. Pero también, en gran medida, el éxito en la seguridad del paciente reposa en el grado de formación que tienen los profesionales a cargo de cuidados.
“La seguridad del paciente está directamente relacionada, e influenciada, por la calidad de la educación que los estudiantes reciben durante su formación como profesionales de la salud”, asegura en el artículo Abad Frías. Cita como aspectos vitales, para erradicar el error profesional, al desarrollo de habilidades de comunicación, la colaboración con otros profesionales, la gestión de situaciones de emergencia y la confianza en los conocimientos adquiridos.
Para la OMS, la seguridad del paciente tiene como meta más ambiciosa la ausencia de riesgo, o daño potencial, asociado con la atención sanitaria. En aquellas situaciones en donde el evento adverso no sea prevenible, se impone siempre su mitigación. Para tal fin, los profesionales de la enfermería tienen en cuenta un conjunto de elementos estructurales, procesos, instrumentos y metodologías científicamente validadas.
La seguridad del paciente implica una evaluación permanente de los riesgos asociados a la atención y la puesta en marcha de barreras necesarias para minimizar el error. En el artículo se cita a James Reason, profesor de psicología de la Universidad de Manchester (Reino Unido). Es una de las personas que más ha estudiado el error en el ámbito sanitario.
Según Reason, los errores poseen seis características fundamentales: los errores son parte del comportamiento normal, se cometen a diario, no se hacen a propósito, no son accidentes inesperados, están influenciados por factores conocidos y ocurren por fallas en los sistemas y no por fallas de las personas.
Según algunos reportes, los inconvenientes más frecuentes en la atención son: errores transfusionales, eventos adversos asociados a medicamentos, infecciones nosocomiales, caídas, quemaduras, úlceras de presión, errores en la identificación del paciente y, por último, una inadecuada interpretación de signos y síntomas.
Abad Frías también considera que existen aspectos propios de las instituciones de salud que fomentan la aparición, así como la perpetuidad, de errores. Menciona, entre otros, a la sobrecarga de pacientes, la fatiga laboral, la complejidad del trabajo en equipo, la cultura organizacional, el miedo al castigo y la falta de un análisis sistemático de los errores.
El artículo deja algunas recomendaciones para los y las profesionales de la enfermería que intentan dar con una mayor seguridad del paciente. Estas son algunas:
-Evitar distracciones durante el proceso de preparación y administración de medicamentos.
-Evitar la sobrecarga de información, para ello utilizar listados de verificación en la administración de medicamentos y no confiar en la memoria.
-Usar registros preimpresos de fácil legibilidad.
-Cuando se colocan medicamentos por catéteres de doble vía, administrar uno a la vez, para no confundir las vías, hacer seguimiento gota a gota para verificar que efectivamente el medicamento está en la vía correcta. Y, si se trata de un medicamento de alto riesgo, o se tiene duda, buscar el apoyo de otro personal de enfermería para realizar un doble chequeo.
-Ayudar al paciente para subir y bajar de la cama y ayudar para la satisfacción de sus necesidades, asistiendo continuamente para evitar caídas.
-Cubrir siempre las necesidades básicas del paciente. Se refiere a aspectos tales como: oxigenación, alimentación, eliminación, comunicación y confort.
-Identificación correcta del paciente.
-Mantenimiento de una comunicación asertiva con familiares y miembros del equipo de salud.
-Cumplimiento de las normas higiénico-epidemiológicas del servicio para facilitar la protección del paciente.
La enfermería actual demanda no solo conocimientos actualizados, sino también experiencia clínica, para poder interpretar e individualizar a cada paciente. Y en la actividad profesional siempre deben instaurarse acciones dirigidas a eliminar, reducir, o mitigar cualquier efecto adverso producto de la asistencia sanitaria. “La seguridad del paciente constituye un componente clave de la calidad asistencial y, además, es un derecho primordial”, recuerda en el artículo Abad Frías.
Infectología
Medicina general
-Enfermería y seguridad en los pacientes. Artículo monográfico. Revista Sanitaria de Investigación. Yolanda Abad Frías y cols. Enero 2023.
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