Recomendaciones para un parto respetado del Dr. Mario Sebastiani, especialista de la División Tocoginecología del Hospital Italiano de Buenos Aires.
Apenas en 1985 la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió la Declaración de Fortaleza1, cambiando el modelo de atención del embarazo existente hasta entonces y desechando la visión que lo consideraba como un mero acto médico.
Desde entonces, se rescató y defendió el papel de las mujeres en su propio parto con un marco legal global y de cada país. En Argentina, por ejemplo, fue aprobada en 2004 la Ley 25.929 sobre Derechos de Padres e Hijos Durante el Proceso de Nacimiento la cual contempla el parto humanizado, o parto respetado, en referencia a una modalidad de atención del parto caracterizada por el respeto a los derechos de los padres y los niños y niñas en el momento del nacimiento, en consonancia con las necesidades y deseos de la familia que va a dar a luz, haciéndolos protagonistas.
Al respecto, el Dr. Mario Sebastiani, especialista de la División Tocoginecología del Hospital Italiano de Buenos Aires, realiza una serie de recomendaciones para que el equipo médico logre con éxito un parto respetado, en estricta armonía con la madre, el niño, la familia y la medicina.
– ¿Qué se entiende por parto respetado? ¿Cuáles son los verdaderos alcances de este concepto?
– Una mujer desea ser ayudada en el nacimiento de su bebé y el equipo de salud ejerce su ars médica. Pero la parturienta no es un sujeto pasivo sino un sujeto autónomo que debe expresar sus deseos y armonizarlos con los objetivos del equipo de salud. Entonces, se explica el devenir esperado y si hay modificaciones deben mencionarse el porqué de las mismas. Nada distinto a cualquier otro evento relacionado con las relaciones humanas: hay una relación entre dos personas donde uno efectúa un servicio y el otro lo recibe. Esta relación, así como el parto, tiene que mantenerse sobre parámetros educados, propios de la comunicación verbal, respetando y favoreciendo la autonomía del receptor y explicando cuál es el itinerario o las eventuales modificaciones de este itinerario. Se supone que al término de la misma, e independientemente del resultado, la persona receptora, así como quien ejerce su tarea u oficio, estarán satisfechas.
– ¿Qué prácticas atentan contra el parto respetado?
-Mala educación, falta de información, violencia verbal.
Vea también: “La violencia contra la mujer le hace perder años de vida saludable”
– ¿Es posible el parto respetado en una institución? ¿De qué depende?
– Cuando uno está en una institución existen distintos intereses: los de la madre, los del obstetra, los de la obstetricia, los del neonatólogo, los de la institución, los del tercer pagador. Un parto respetado equivaldría a la armonización de todos estos intereses. La institución tiene una infraestructura, generalmente, poco modificable y una praxis o un ethos seguramente modificable. La economía no suele ser un motivo de análisis salvo que la parturienta haya arreglado un honorario con el equipo tratante. Lo ideal es hacer medicina sin que el dinero tenga injerencia en la calidad de la atención.
– ¿Es necesario limitar las intervenciones institucionales para que podamos hablar de un parto respetado?
– Creo que hay prácticas que en el tiempo han ido desapareciendo por evidencia científica en cuanto a su ineficacia: rasurado y enema son buenos ejemplos. El goteo -administración de suero fisiológico- debe ser avisado junto con la explicación de los motivos. No es fácil analizar el índice de cesárea puesto que cada institución, segmento poblacional y país tienen un índice de cesáreas distinto. Ya ni la misma OMS habla del 15% de cesáreas, puesto que han tardado no menos de 20 años en darse cuenta de lo inservible de esa cifra. De hecho, se han relacionado los índices bajos de operaciones cesáreas con aumentos en la morbilidad y mortalidad perinatal.
–¿Cuál es el rol de las obstétricas en el marco del parto respetado?
– Intentar, como equipo, que se cumplan los deseos de la mujer, dentro de un margen de razonabilidad, además de velar por la seguridad del feto y de la madre. Armonizar nuevamente los intereses del feto, madre, equipo de salud e institución
– De ninguna manera. Es otra forma de parir, en un entorno distinto a lo institucional pero que debe llevarse a cabo con amplios márgenes de seguridad: debe enviarse una alerta a la maternidad más cercana en caso de una eventual derivación. El equipo de salud debe ser competente, el dinero no debe forzar situaciones, y debe disponerse de un fácil traslado a un hospital materno.
– En la actualidad, las mujeres pueden optar por diferentes formas de dar a luz. Si una mujer se decide por una opción que puede ser riesgosa para ella o para el bebé, ¿qué debe hacer el obstetra? ¿Cómo debe manejar esta situación?
– Debe asesorar sobre los riesgos de las distintas modalidades, favorecer el consentimiento informado de la embarazada, aceptar o no los deseos de la madre. Al derecho de pedir está el derecho de negar.
– Ante un embarazo de bajo riesgo, ¿existen más beneficios en un parto vaginal versus en un parto por cesárea?
– No están debidamente demostrado puesto que no se ha realizado un trabajo prospectivo en el que a un grupo de mujeres, previo consentimiento informado, se le asigne una cesárea electiva o deliberada y al otro grupo, al azar, un intento de parto vaginal. Los investigadores más prestigiosos del mundo han estado de acuerdo con la factibilidad del estudio, pero nadie lo ha querido hacer.
– El número de cesáreas en el mundo ha crecido significativamente y se están implementando programas para reducir aquellas que se consideran innecesarias. Por otro lado, los obstetras son de los profesionales médicos con mayor riesgo de recibir demandas por mala praxis por parte de pacientes y/o familiares. ¿Cómo lograr un equilibrio dentro de esta situación tan compleja en la que se cruzan tantas variables, intereses y exigencias?
– El obstetra está preparado para lograr que los partos sean vaginales, pero el tiempo ha demostrado que la obstetricia ha aumentado el índice de operaciones cesáreas como una alternativa segura en distintos casos. Por citar los más frecuentes, están el parto podálico, los embarazos múltiples, los fetos grandes o los fetos muy pequeños, o los partos cuya evolución es tórpida. Se suma, últimamente, el deseo de las mujeres de no tener un parto con fórceps o ventosa, por lo que ante la duda de requerir un fórceps se interviene antes. Se encuentran a obstetras que desean intentar un parto y a aquellos que prefieren no intentarlo. El parto hoy tiene distintas miradas y distintas éticas. Ya no es solo un evento biológico, sino que intervienen distintos intereses.
1.- Recomendaciones de la OMS para un parto humanizado.
En la conferencia de 1985 en Fortaleza, Brasil, se dieron a conocer las 16 recomendaciones de la OMS para un parto humanizado, también conocido como parto respetado:
Recientemente, la OMS hizo 26 nuevas recomendaciones en el cuidado intraparto para una experiencia positiva del parto, ubicando a la parturienta como protagonista de su propio proceso fisiológico.
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