Las largas jornadas de trabajo, las frecuentes guardias nocturnas y la necesidad de mantenerse activos para la resolución de emergencias hacen de los y las profesionales de la salud unas de las poblaciones que, con mayor frecuencia, ingieren múltiples tazas de café durante sus rutinas laborales diarias.

Pero, ¿existe un límite a partir del cual el café se vuelve perjudicial para el sistema cardiovascular? Desde la Fundación Cardiológica Argentina, con el asesoramiento del médico cardiólogo Miguel Schiavone, difundieron los resultados de un estudio sobre la temática que fue publicado este año en el American Journal Clinical Nutrition.

De acuerdo con el estudio, que  contó con una muestra diversa de 347.077 personas de entre 37 y 73 años, tanto el no tomar café como beber más de seis tazas diarias tendría un ligero impacto en la salud cardiovascular.

Tomando como medida promedio a una taza de café de 75mg, dividieron a la muestra en siete categorías a evaluar: no tomadores de café, aquellos que consumían solo descafeinado, <1 taza, 1- 2 tazas, 3-4 tazas, 5-6 tazas o >6  tazas.

Todo esto con el objetivo de “identificar si existe asociación entre el consumo de café y el aumento de eventos cardiovasculares y de hipertensión arterial, y si ello está ligado a una variación en el genotipo de la proteína CYP1A2, uno de los responsables en el metabolismo de la cafeína”.

Los resultados arrojaron una curva en U entre aquellos que consumían 1-2 tazas y aquellos con más de 6 tazas de café. En el comunicado de la institución se precisa que “estos resultados fueron similares a un metaanálisis previo que incluyó 36 estudios prospectivos con 1.279.804 pacientes”.

Además, se encontró que el consumo intenso de café (>6 tazas) puede relacionarse con un moderado incremento en los eventos cardiovasculares, aunque no tenga que ver directamente con las variaciones genéticas en la proteína CYP1A2.

La controversia sobre la temática sigue en ascenso, sobre todo ante la dificultad para precisar en la vida diaria la cantidad de estimulante que presenta cada taza, que puede variar por temas tan variados como el tipo de grano o el método de preparación. Se estima, así, que más estudios deben realizarse antes de asumir cualquier afirmación como definitiva.