En el día que se conmemora a las y los nutricionistas.
Mantener una buena alimentación es fundamental para proteger y mejorar la salud. Sin embargo, es un proceso complejo en el que intervienen una multitud de factores, desde culturales hasta económicos, políticos y sociales. En este escenario, la labor del nutricionista resulta indispensable.
Pero, también, es necesario que el profesional médico pueda brindar asesoramiento al paciente con respecto a la alimentación, ya que esta influirá y repercutirá en su salud física y emocional.
En el día en el cual se conmemora a las y a los nutricionistas, Océano Medicina dialogó con la licenciada en nutrición Rocío Hernández, y con los doctores Ariel Kraselnik y Naida Porreca. Los tres enfatizan la alimentación a la hora de pensar la salud y de abordar la relación con sus pacientes.
El médico cardiólogo Ariel Kraselnik considera que definir cuál es la mejor alimentación para toda la población tiene sus dificultades. “Considerar el contexto individual de cada persona, no solo biológico, sino sociocultural y económico”, sostiene.
No obstante, indica que podría considerarse que “una alimentación saludable debe basarse en alimentos no procesados o lo menos posible”. “La mayoría de las calorías deberían provenir del reino vegetal, ya que una dieta basada en plantas ha demostrado asociarse a mejores marcadores de salud y a una menor mortalidad” afirma, aseverando una vasta evidencia.
La licenciada Rocío Hernández coincide. Considera que es inminente un cambio hacia una transición alimentaria que nos permita obtener energía, proteínas, vitaminas y minerales. Que además de asegurar nuestra salud individual también sea sostenible desde un punto de vista medioambiental y posibilite discontinuar el hacinamiento de animales.
A fines de 2019, Google, Kantar Worldpanel y Lantern realizaron un estudio llamado Healthy Food & Brands. Los números revelaron que las búsquedas de usuarios en el navegador web asociadas con alimentación saludable fueron de 5,4 millones. Esto supuso un aumento interanual del 22.4%. El reporte demuestra el incremento del interés en el tema por parte de la población general.
Pero el doctor Kraselnik advierte que esta demanda ha dado lugar a que, en Internet, personas con muy poca formación académica o con intereses exclusivamente comerciales se dediquen a la producción de contenidos vinculados a la nutrición.
Según la licenciada Hernández, los mensajes transmitidos por estas personas confunden al público. No obstante, la especialista subraya que un aspecto positivo de que los usuarios se pregunten sobre el valor nutricional de los alimentos o de dónde proviene lo que comen, es que se “visibiliza la cadena agroindustrial”. En este punto, destaca que es importante que se asuma a la nutrición como una responsabilidad social, que conquiste las esferas de lo público y de lo masivo. “La nutrición será para todas/os/es o no será”.
De acuerdo con el doctor Kraselnik, la transmisión responsable de información es uno de los desafíos más importantes asociados con la nutrición. Esta información debe constituirse como contrargumento de la constante publicidad inescrupulosa por parte de la industria alimenticia.”Le paga a profesionales de alto perfil y compra espacios en medios masivos, para vender comestibles ultraprocesados sin ningún valor nutricional”, afirma.
El profesional manifiesta que esta industria actúa de forma negativa cuando los países quieren aplicar cualquier tipo de regulación nutricional. “Recientemente, en Argentina, ante la propuesta de aplicar un impuesto al azúcar (medida que fue exitosa en Estados Unidos y México), la principal empresa de gaseosas amenazó con no invertir cientos de millones de pesos en el país, por lo que se dio marcha atrás”, detalla. Y agrega que la misma presión industrial ha impedido la aplicación masiva de sellos de advertencia en los envases de productos ultraprocesados.
Por otro lado, expresa que otro desafío en Argentina es encontrar rentabilidad en la profesión médica. Las obras sociales y prepagas precarizan a los profesionales al pagar aranceles muy bajos. Esto deviene en “pluriempleo, agendas saturadas de pacientes, poco tiempo dedicado a cada uno, y un agotamiento lógico”. En este contexto, el especialista afirma que resulta difícil llevar adelante consultas relacionadas con el estilo de vida. “Llevan tiempo, implican involucrarse con el consultante y deben trabajarse en forma multidisciplinaria”, sostiene.
Por su parte, la licenciada Hernández plantea como desafío el hecho de que se siga cuestionando si se obtienen proteínas de una dieta basada en vegetales, lo cual no permite avanzar hacia una discusión sobre cómo se alimentará a la población. La profesional sostiene que mediante la agroindustria no debe ser la respuesta. Por eso, asegura que los profesionales de la nutrición deben tomar un rol político activo “para la construcción de un paradigma que promueva y asegure una sostenibilidad, una real soberanía y una seguridad alimentarias”.
Para Kraselnik es indiscutible el rol de la nutrición en la salud humana. “Contamos ya con muchas décadas de evidencia que nos indica que la alimentación es una herramienta muy poderosa para prevenir, mejorar e incluso revertir enfermedades”, expresa. Y advierte que, por este motivo, “es indispensable que los médicos lo entendamos, lo transmitamos a los pacientes y trabajemos en equipo para llegar a los mejores resultados”.
En la misma línea, la médica Naida Porreca expresa que los profesionales médicos deberían formarse y actualizarse en nutrición. “Se conoce que existe una programación metabólica de muchas de las enfermedades crónicas (como hipertensión, diabetes, obesidad, cáncer y alergias), que tiene una relación directa con la nutrición de los primeros mil días de vida”.
Asimismo, afirma que una vez instalada una enfermedad puede mejorar muchísimo mediante modificaciones en la alimentación, incluso disminuir la necesidad de medicación específica.
Pero el doctor Kraselnik advierte que, a la hora de formarse en este campo, los estudios deben ser interpretados con cautela, ya que existen muchas limitaciones con respecto a su calidad. “Lamentablemente, las revistas científicas publican muchas veces estudios de muy baja calidad, o artículos de opinión controvertidos, cuya función es más la de darle visibilidad a la publicación que la de contribuir al conocimiento”, enfatiza.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando la leche materna deja de ser suficiente para atender las necesidades nutricionales del lactante es necesario añadir alimentos complementarios a su dieta. La transición de la lactancia materna a la alimentación complementaria abarca el período que va desde los 6 a los 18 a 24 meses de edad. Esta es una fase de gran vulnerabilidad, ya que en esa etapa muchos niños comienzan a experimentar malnutrición.
Por eso, la alimentación complementaria es una perspectiva en auge para mejorar la alimentación de los niños. “Es un proceso de aprendizaje de alimentación que se inicia porque el bebé está preparado fisiológicamente para ingerir otros alimentos además de la leche materna, y porque esta proporciona en menor medida algunos micronutrientes que el niño necesita”, expresa la doctora Porreca.
De la mano con la alimentación complementaria se encuentra la BWL. Es una forma de entender la alimentación y una manera de concebir al niño como sujeto activo de su desarrollo. “Implica ofrecer alimentación complementaria, de manera segura, adecuada y oportuna, para que el bebé pueda alimentarse de forma autónoma y prime su autoregulación”, puntualiza la especialista.
La doctora Porreca aclara que la BWL es una forma de alimentación perceptiva en la que no se le da de comer en la boca al niño, sino que es él quien se autoalimenta. En este tipo de alimentación, “inicialmente se brindan alimentos semi-sólidos y luego más sólidos, que el niño puede tomar con sus manos y llevar a la boca, masticar y tragar de manera segura”, concluye la profesional.
Desde el punto de vista del doctor Kraselnik, alimentación y sustentabilidad son dos términos que guardan una estrecha relación entre sí. En este aspecto, afirma: “Se está reconociendo la necesidad de que las guías alimentarias contemplen la sustentabilidad para formular recomendaciones. De poco sirve la salud individual en un planeta sin agua potable o con un aire irrespirable”.
La licenciada Hernández, opina lo mismo al sostener que “desde un plano colectivo y poblacional, resulta de suma importancia que, como sociedad, empecemos a hablar de una sola salud: humana- animal-planetaria. Porque si el planeta no está sano, nosotros tampoco lo estaremos”. Ambos coinciden en que las dietas basadas en el reino vegetal logran mejorar la salud de la población y, al mismo, tiempo reducir el impacto medioambiental.
OMS Google, Kantar Worldpanel y Lantern
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