Se detectó un caso de poliomielitis (polio) en Nueva York. Es el primero conocido en Estados Unidos en casi una década. Además, los servicios estatales hallaron rastros del poliovirus en muestras de aguas residuales dentro del estado neoyorquino.
El pasado 21 de julio se detectó un caso de poliomielitis (polio) en el condado de Rockland, en Nueva York. Se trata del primero conocido en Estados Unidos en casi una década. Además, los servicios estatales hallaron rastros del virus que produce la polio en muestras de aguas residuales. Esto fue en otros tres condados del estado neoyorquino (Orange, Sullivan y Nassau). Para evitar la propagación de la enfermedad en el territorio, se declaró el estado de emergencia.
Según funcionarios de Nueva York, solo el 79% de las niñas y los niños de entre 6 meses y 5 años recibieron 3 dosis de la vacuna contra la polio en la zona metropolitana del estado. En Rockland el porcentaje de vacunados es del 60%; en Orange, del 58%; en Sullivan, del 62% y en Nassau, del 79%.
De hecho, el caso detectado en Rockland fue el de una persona adulta no vacunada, de 20 años, a quien se le diagnosticó un tipo conocido como “virus derivado de la vacuna de polio” (VDPV, por sus siglas en inglés). Se trata de una cepa relacionada con el virus vivo atenuado que contiene la vacuna oral contra la polio (OPV).
La declaración de emergencia ampliará la red de administradores de vacunas para incluir a farmacéuticos, parteras y trabajadores de los servicios médicos de urgencia en un esfuerzo por aumentar la tasa de inmunización en las zonas donde disminuyó.
La Dra. Mary Bassett, comisionada de Salud de Nueva York, hizo un llamamiento a las personas que no están vacunadas para que se vacunen inmediatamente.
El objetivo de la campaña de vacunación es aumentar las tasas de inmunización por encima del 90% en todo el Estado.
Frente a este contexto de emergencia, las autoridades sanitarias neoyorquinas solicitaron a los ciudadanos que tienen completo el esquema de vacunas contra la polio, que reciban una única dosis adicional, a modo de refuerzo. Entre estos individuos se encuentran las personas que podrían estar en contacto con alguien infectado o los miembros del hogar de la persona infectada.
Los trabajadores sanitarios también deben recibir una vacuna de refuerzo si trabajan en zonas en las que se detectaron casos de polio y manipulan muestras o tratan a pacientes que puedan tener polio.
Asimismo las personas que puedan estar expuestas a aguas residuales debido a su trabajo deberían considerar la posibilidad de recibir una dosis de refuerzo.
Por su parte, todos los niños deben recibir cuatro dosis de la vacuna antipoliomielítica. La primera dosis se administra entre las 6 semanas y los 2 meses de edad. La segunda a los 4 meses, la tercera entre los 6 y los 18 meses, y la cuarta entre los 4 y los 6 años.
Los adultos que solo recibieron una o dos dosis deben recibir las restantes, sin importar cuánto tiempo hace que se administraron las primeras dosis.
Si bien, actualmente, el Estado de Nueva York es noticia por la aparición de este caso, también se destacó a fines de la década del 50, en plena época de pandemia de la polio. Fue allí donde surgió la primera vacuna contra el poliovirus. La inmunización que salvó a miles de niños y niñas de la parálisis e, incluso, de la muerte fue desarrollada por Jonas Edward Salk.
Salk había nacido en 1914, en Nueva York, en el seno de una familia de inmigrantes rusos judíos de bajos ingresos. Sus padres se mudaron al Bronx, después a Harlem y, finalmente, a Queens. Mediante un sistema de méritos para las familias sin recursos, Jonas accedió a la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York en 1934, donde se graduó con honores y se recibió en 1939.
Al cabo de seis años repartidos entre la medicina y la investigación, Salk desarrolló la primera vacuna para la gripe, que se llegó a aplicar a soldados norteamericanos a finales de la Segunda Guerra Mundial.
Pero su mayor deseo fue encontrar una inmunización que permitiera detener la circulación del virus que estaba amenazando a niños de todo el mundo: el poliovirus.
Tras jornadas enteras de trabajo, el investigador logró inocular en el cuerpo humano por vía inyectable el virus inactivo para que produjera los anticuerpos necesarios. En el marco de un enorme ensayo, el virus se inoculó primero en 1.800.000 niños y niñas estadounidenses de entre 6 y 9 años. Allí se demostró un 90% de efectividad.
La vacuna de Salk constaba de dos dosis al cabo de las cuales garantizaba anticuerpos en el 90% de los casos probados. Una tercera dosis elevaba la efectividad al 99%.
Para 1957 la campaña de vacunación norteamericana redujo drásticamente el número de contagios.
Albert Bruce Sabin también se había graduado en la New York University, como su colega, el doctor Salk. Investigó la forma de contagio de la polio y advirtió que si el virus infectaba a través del sistema gastrointestinal para después propagarse por la sangre, la inmunización podía lograrse por esa vía y generar allí los anticuerpos necesarios.
Sabin llegó a la fórmula oral, con virus vivos debilitados. Posteriormente llevó la prueba a ensayos clínicos y los resultados fueron un éxito. Las condiciones de traslado y operatividad en torno de su aplicación permitieron, mediante la popularizada “Sabin oral”, una vacunación a gran escala en países con baja o nula infraestructura para acceder a la versión hipodérmica.
La Organización Mundial de la Salud todavía no ha hecho declaraciones respecto del nuevo caso de polio, de modo que se interpreta como un caso local. Aunque, cabe destacar que hay países como Afganistán y Pakistán donde la enfermedad es endémica y todavía no fue erradicada.
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