Dos hermanas fueron internadas en una unidad de terapia intensiva del barrio Almagro, en Buenos Aires, después de presentar síntomas asociados al botulismo. Las mujeres de 25 y 32 años acudieron al centro asistencial después de haber consumido una variedad de hummus que no contaba con registros sanitarios para su venta.

El producto, llamado Hummus garbanzo orgánico, de marca Tsuki Macro Vegan, fue revisado por la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS) “Dr. Carlos G. Malbrán”, que confirmó la presencia de la toxina Clostridium botulinum en el producto.

Así pues, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) informó en un comunicado que consiguieron intimar a “la firma elaboradora a cesar la comercialización y elaboración y realizar el retiro inmediato del mercado nacional de todas las unidades del producto mencionado”, recalcando que ninguno de los envases revisados tenía autorización sanitaria para su venta.

La entidad recomendó a la población abstenerse de consumir estos productos e instó también a “que mantengan los envases cerrados y separados de otros alimentos y que se comuniquen con la autoridad bromatológica local para coordinar su entrega. Asimismo, quienes expendan los productos deberán cesar su comercialización”.

Sin embargo, este caso permite visibilizar que el riesgo de contagio de esta patología se encuentra latente y que es fundamental poder reconocerlo para favorecer a la detección temprana. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la incidencia del botulismo es baja, pero la tasa de mortalidad es alta si no se realiza un diagnóstico precoz 

¿Qué es el botulismo?

Según la OMS, el botulismo es “una intoxicación causada generalmente por la ingesta alimentos contaminados con neurotoxinas muy potentes, las toxinas botulínicas“. Además, el contagio en humanos también podría deberse a una infección intestinal con C. botulinum en los lactantes, heridas infectadas e inhalación.

De acuerdo con sus registros, el botulismo de transmisión alimentaria es relativamente inusual, pero se considera una enfermedad grave que puede llegar a ser mortal en 5 a 10% de los casos. Esto porque las toxinas botulínicas son neurotóxicas, lo que significa que afectan al sistema nervioso.

¿Cómo identificar el botulismo de transmisión alimentaria?

De acuerdo con la máxima entidad sanitaria, los síntomas no son provocados por la bacteria, sino por la toxina que ella produce. “Por lo general, se manifiestan entre 12 y 36 horas después de la ingesta (con un plazo mínimo de cuatro horas y un máximo de ocho días)”.

En términos generales, “el botulismo de transmisión alimentaria se caracteriza por una parálisis flácida descendente que puede producir insuficiencia respiratoria“. De esta manera, su identificación temprana puede resultar crucial para salvar la vida de los pacientes contagiados.

En cuanto a los síntomas iniciales del botulismo, a los cuales deben prestar atención los profesionales de la salud, resaltan “fatiga intensa, debilidad y vértigo, seguidos generalmente por visión borrosa, sequedad de boca y dificultad para tragar y hablar”.

Así mismo, la OMS informa que “también pueden concurrir vómitos, diarrea, constipación e inflamación abdominal” y que “la enfermedad puede dar lugar a debilidad en el cuello y los brazos, y afectar posteriormente los músculos respiratorios y los músculos de la parte inferior del cuerpo. No se presentan síntomas febriles o pérdida de consciencia”.

¿Qué hacer?

De acuerdo con la OMS, es fundamental dispensar sin dilación el tratamiento adecuado, que consiste en la pronta administración de antitoxina y atención respiratoria intensiva.

Además, la entidad recomienda que “las muestras de alimentos vinculados a casos sospechosos se deben obtener inmediatamente, guardar en envases herméticos y enviar a laboratorios para identificar la causa y prevenir otros casos”.