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ENFERMERÍA

Vía venosa difícil: un problema frecuente en enfermería pediátrica

La colocación de un catéter venoso periférico es un práctica habitual realizada por el personal de enfermería. Pero en población pediátrica la presencia de una vía venosa difícil plantea dificultades relacionadas con su colocación. El ultrasonido emerge como un método útil para incrementar el éxito en estos procedimientos.

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Los aspectos más relevantes del artículo

  • La presencia de una vía venosa difícil complica la colocación de catéteres venosos periféricos en población pediátrica.
  • Desde hace algunas décadas existen herramientas, como por ejemplo la escala DAVI, que permiten identificar mejor a estos pacientes.
  • El ultrasonido puede ser de gran utilidad para dar con un abordaje más preciso y seguro de los accesos venosos periféricos.

La obtención de un buen acceso venoso periférico resulta algo fundamental para aquellos pacientes que ingresan a una unidad de cuidados intensivos pediátricos (UCIP). Pero la práctica, a pesar de ser rutinaria para el personal de enfermería, no esta exenta de desafíos cuando el niño o niña posee una vía venosa difícil.

Esa dificultad, por lejos, suele ser más prevalente en población pediátrica que en adultos (37% vs 8-16%). Según un trabajo reciente se asocia a un bajo porcentaje de aciertos durante la primera punción. Además, demanda un mayor tiempo hasta dar con el acceso venoso periférico y requiere la participación de un mayor número de integrantes del personal de enfermería.

En dicha investigación, publicada por un grupo español en la revista Enfermería Intensiva, se establece que alrededor de un 85% de los pacientes con vía venosa difícil sufren complicaciones asociadas al procedimiento.

¿Cómo se define a una vía venosa difícil?

Cuando se revisan artículos dedicados a este tópico aparecen distintas definiciones de vía venosa difícil. Existe disparidad en el número de punciones, algunas tienen en cuenta antecedentes previos, otras reparan en el tiempo que demanda la obtención del acceso. Pero podría consensuarse que una vía venosa difícil es aquella que luego de dos intentos no puede ser abordada por un experimentado profesional de enfermería.

En un paciente pediátrico la presencia de una vía venosa difícil puede obedecer a distintas causas. Entre otras han sido invocadas: el sobrepeso, malformaciones musculoesqueléticas, tratamiento quimioterápico previo, antecedentes de canalización venosa, diabetes mellitus, diálisis, edemas en extremidades, o deshidratación moderada a severa. También, la ansiedad y la falta de cooperación del menor juegan aquí un rol importante.

Además de generar frustración en el profesional de enfermería, la vía venosa difícil se asocia a un sinnúmero de complicaciones para niños y niñas. Según algunos estudios, estos pacientes pueden recibir hasta nueve punciones. Eso condiciona la disponibilidad de accesos venosos en el futuro, genera retraso terapéutico, desencadena una mayor tasa de complicaciones (infiltración de tejidos blandos, extravasación de medicamentos, infecciones, entre otras) y produce un incremento notorio en el consumo de recursos de salud.

La vía venosa difícil se puede predecir

Desde 2008 se cuenta en la práctica diaria con una herramienta capaz de anticipar en quiénes será complicado tener éxito durante la primera punción. Se trata de una escala denominada DIVA y se construye a partir de cuatro características centrales del paciente. Estas son la presencia de venas visibles, o palpables, luego de la colocación de un torniquete, la edad y el antecedente de prematurez. Todas estas variables analizadas en conjunto permiten establecer un puntaje que va de 0 a 10.

Aquellos pacientes con puntajes DIVA iguales a 4 tienen un 54% de fallos en el primer intento de colocación de la vía periférica. Si ese valor se eleva a ocho, las chances se vuelven mínimas. Según los expertos, en esa situación es preferible entonces recurrir a ayudas no convencionales para realizar el procedimiento, o bien directamente considerar la colocación de catéteres venosos centrales.

¿Cómo se puede tener mayor éxito en la obtención de un acceso venoso periférico?

Algunos métodos no convencionales han demostrado ser de gran ayuda en pacientes con vía venosa difícil. En distintos estudios sobresalen el ultrasonido y la transiluminación. Esta última, por medio de emisores de luces LED, ha demostrado disminuir el tiempo de obtención del acceso venoso, e incrementar la tasa de éxito durante el primer intento.

La indicación de la ecografía para facilitar la canalización periférica es más reciente. Pero en algunos países, como por ejemplo los Estados Unidos, resulta la técnica facilitadora más empleada por el personal de enfermería. Su utilización permite una instalación más precisa y segura de catéteres venosos periféricos. En gran medida esto se debe a la posibilidad de visualizar en tiempo real el diámetro de la vena a canular, la permeabilidad que presenta, su dirección y también la relación que tiene con estructuras adyacentes. A pesar de ser una técnica relativamente sencilla, en Latinoamérica el empleo del ultrasonido en enfermería resulta aún muy poco frecuente.

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Fuente/s:

-de la Vieja-Soriano M, Blanco-Daza M, Macip-Belmonte S, Dominguez-Muñoz M, López-Sánchez E, Pérez-Pérez E. Difficult intravenous access in a paediatric intensive care unit. Enferm Intensiva (Engl Ed). 2022 Apr-Jun;33(2):67-76. doi: 10.1016/j.enfie.2021.03.006. Epub 2022 May 11. PMID: 35562260.

-Evelyn Borchert B. MD. , Héctor J. Lacassie MD. , Mario Concha P. MD. , Marcos Rattalino F. MD. , Guillermo Lema F. Acceso venoso difícil en pediatría. Revista Chilena de Anestesia Vol. 50 Núm. 5 pp. 685-689|https://doi.org/10.25237/revchilanestv50-03-08

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